21 mar 2013

Consejos de los miércoles: La transición de una familia de acogida a la tuya

Como coordinadora de un programa de acogida y madre de una niña que estuvo en acogida, suelo contestar muchas preguntas de padres que quieren algún consejo sobre como prepararse bien para la adopción de un niño que estuvo previamente con una familia, porque incluso los padres más preparados pueden verse completamente sorprendidos por la conducta de sus hijos. Aquí os dejo algunas observaciones que tanto yo como otros padres que han adoptado niños de acogida en China, hemos concluído.  


No hay una forma única de pasar el duelo. Mi hija se acercó a nosotros, nos dio un apretón de manos y nos dijo en Mandarín: "Hola, yo no hablo inglés." No lloró ni mostró rabia ni miedo, y a nosotros nos sorprendió muchísimo lo bien que iban las cosas. Ahora, casi un año después, mi hija se está dando cuenta de que la adopción es un hecho permanente y está triste casi todos los días porque echa de menos a su abuela de China. Algunos niños gritan, pegan patadas, muerden, sollozan inconsolables y se derrumban emocionalmente. Una madre me dijo que después de despedirse de su familia de acogida, el cuerpo de su hija se quedó como sin vida y con el rostro completamente inexpresivo. Otra madre me dijo que su hija no solía cooperar en nada y tenían que negociar absolutamente todo, negociar acciones como entrar y salir del coche. Mi hija solía gritar "¡Bu kan!" ("no me mires") cuando se sentía molesta después de que llegáramos a casa... No importa dónde se pase el duelo, ya sea en China o una vez estéis en casa, el duelo es estresante para los padres. Pero es una parte necesaria del proceso de adopción. Es importante recordar que cada uno de nuestros hijos tiene un nivel de comprensión de lo que es la adopción distinto y una personalidad distinta.


Muchos de los niños que estuvieron en mi programa siguen hablando de sus familias de acogida, y pienso que eso dice mucho del amor y los cuidados que recibieron. El duelo de gran intensidad es natural, les estamos pidiendo a nuestros hijos que confíen en unos completos extraños y que sepan que vamos a poder igualar y merecer el amor que nuestros hijos han sentido por sus familias de acogida. Y yo me pregunto si "¿sería capaz de confiar tan ciegamente?" y la respuesta es un rotundo NO. Admiro tremendamente a mi hija por la fe que ha tenido en nosotros antes siquiera de tener prueba alguna de que éramos de fiar.

Las comidas, la ropa y el baño son campos de batalla en potencia. Algunos niños rechazan la comida, posiblemente porque están de duelo o quizá como forma de tener algo de control sobre la situación. Otros niños se niegan a comer nada que no sea comida china. Mi hija se metía trozos enormes de comida en la boca y mientras se atragantaba se metía más y más. Cuando le decíamos que comiera trocitos más pequeños, nos mostraba su descontento entrecerrando los ojos y murmurando cosas en chino. Otra madre me ha contado que su hija cogía más comida nada más ponersela en la boca y comía tan rápido como le fuera posible enfadandose mucho si alguien comía más que ella.

Algunos niños se niegan a ponerse las ropas nuevas que sus padres les han comprado. A una niña tuvieron que ponerle la ropa que traía encima del pijama la primera noche y al día siguiente lo único que quería vestir era la ropa del día anterior. Para nosotros los padres, todo esto es muy duro porque hemos elegido con mucho cariño las ropas que les hemos comprado. Solo tienes que recordar que la única familia que tu hijo o hija ha conocido le puso esas ropas para ir a conoceros. Siempre sé cuando mi hija tiene un día extra duro de añoranza por su familia, porque se pone los zapatos rojos que su abuela de acogida le dio. Se los pone sin importarle que lo que estemos haciendo no sea lo más apropiado para llevarlos.



Algunos niños no quieren bañarse al principio. Una familia solía usar muchos juguetes en la bañera para tentar a su hija a que entrara. Nosotros conseguimos que nuestra hija se bañara gracias a los baños de espuma y a bañarse con su jie jie (hermana mayor). Pero no hay que forzarlos! Los baños occidentales no se parecen a los chinos, así que es una experiencia nueva para nuestros hijos.


Algo que para nosotros puede ser un problema de conducta, no significa que hayan educado mal a nuestros hijos. La cultura es una experiencia contextual, así que aunque yo me ponga de los nervios viendo a mi hija escupiendo las pepitas de sandía sentadas a la mesa del hotel restaurante, y otro padre me cuente que su hija escupía en el suelo del cuarto de baño después de lavarse los dientes, esa conducta sería aceptable si el suelo fuera de tierra y no de lujoso marmol. Los niños correteando en los restaurantes y en otros espacios públicos es algo bien aceptado en China y lo hemos visto siempre que hemos viajado allí. Nosotros insistimos en enseñar a nuestra hija a permanecer sentada en parte por nuestra cultura familiar y en parte porque no queríamos que nuestra hija estuviera correteando por ahí. Algunos de nuestros hijos juegan a lo bruto con los juguetes o las maquinitas que les hemos llevado. Es posible que sea la primera vez que ven un iPad, una muñeca o una baraja de cartas, y sencillamente pueden no saber cómo manejarlos. Muchos hemos visto conductas tempestuosas, ruidosas y mandonas en nuestros hijos. Una madre nos dice que su hija es muy gritona y a pesar de intentar por todos los medios que bajara la voz cuando estaba en un sitio cerrado, sencillamente no podía. Mi hija también habla muy alto. De hecho, la llevé a que le revisaran la audición porque pensé que tenía un problema de sordera. Pero no... sencillamente es gritona! Otros padres nos dicen que sus hijos exigen las cosas en lugar de pedirlas, o son muy mandones con sus amigos. Quizá se trate de que intentan hacerse entender cuando el idioma es una barrera, o quizá todo venga de la necesidad de expresar sus necesidades.



Así que ¿qué podemos hacer cuando nuestros hijos llegan a nosotros después de haber vivido con sus familias de acogida? Una madre nos explica que "adoptar a un niño que estuvo en acogida implica tener que vivir el duelo." Ellos hacen duelo por la pérdida de la vida segura que conocían, y nosotros hacemos duelo por el hecho de que nuestros hijos no vengan corriendo a nuestros brazos como habíamos imaginado. Pero esta misma madre me recordó que este duelo es necesario y demuestra que "hubo un apego que será fructífero" porque podrá crear vínculos permanentes con la nueva familia.

Asegurale a tu hijo que está BIEN querer a su familia de acogida y que no necesita elegir entre ellos o vosotros. Nosotros hablamos a diario con nuestra hija sobre su familia de acogida. La criaron durante cinco años, y hablar de ellos reconoce el regalo que nos han hecho. Otra madre nos advierte: "los momentos duros son parte del viaje y tienes que aguantar ahí. Sigue usando el sentido común y relájate... Espera lo inesperado e improvisa."


Con estos consejos te deseamos lo mejor en tu viaje de adopción de tu hijo o hija.

~Kerry Palombaro es la Co-Coordinadora del programa de acogida y de apoyo escolar en Huainan y madre de dos hijas de China.

¿Y tú? ¿Has adoptado a un niño o niña que estuvo previamente en acogida? ¿Tienes algún consejo que puedas dar para la transición?



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