12 mar 2013

Si solo...

Este fin de semana me puse a hacer huevos pochados a mis hijos y luego tenía pensado ponerme a recoger la cocina. Justo cuando estaba cogiendo el cazo con agua hiriviendo para llevarlo al fregadero, mi hijo TJ entró corriendo como una exhalación y chocó conmigo.





El agua hirviendo le cayó encima de la cabeza e inmediatamente supe que se había quemado. Enseguida le empezaron a salir ampollas y me di cuenta de que era la primera vez, que yo recordara, que había sido la causa de que uno de mis hijos se hubiera hecho daño. Obviamente, con siete hijos, han sido muchas las veces en que todos se han hecho daño, pero esta era la primera vez que sentía la responsabilidad de que había sido yo parte de su dolor. A lo largo del día, mientras le abrazaba y lloraba, intenté poner en palabras todas las emociones que sentía por dentro. Creo que nunca podré describirlo pero era una mezcla de pánico y desolación, y dolor tan dentro de mi que casi no podía respirar.

Estábamos sentados y yo le tenía cogido en brazos cuando, por alguna razón, empecé a pensar en su madre biológica. Porque que él estuviera conmigo hoy implicaba que una familia distinta, una en algún lugar de China, tuvo que tomar la dificil decisión de darlo en adopción. 


Toda esa tarde, con el corazón encogido pensando si TJ se iba a poner bien, no hacía más que pensar en lo que sería llevar a un bebé en la tripa durante nueve meses y luego tener que dejarlo y marcharse. O tener algún pariente que entrara en tu habitación después del parto y que se llevara a tu hijo para no volverlo a ver nunca. Cuando pienso en el dolor que le causé a TJ, creo que es uno de los peores sentimientos que he tenido. No hago más que desear el poder ir hacia atrás en el tiempo y evitar ese momento. Si tan solo hubiera esperado cinco minutos más para ponerme a limpiar... Si tan solo me hubiera dado la vuelta hacia el otro lado para ir al fregadero... Si tan solo... si tan solo, si tan solo. Pero no se puede cambiar lo que pasó. Pasó y mi hijo fue el afectado.

Afortunadamente para nosotros, unas horas más tarde TJ estaba ya otra vez corriendo por todas partes. Eso sí, le habían dado analgésicos antiinflamatorios y le habían puesto una gran venda en la cabeza. Todavía siento una enorme culpabilidad por haber tenido que ver con su dolor, pero esa noche le cogí en brazos y le abracé sabiendo que se iba a poner bien. Qué distinto para sus padres biológicos... ellos no tienen ni idea de si está bien, si es querido, e incluso si está vivo. No puedo imaginar los sentimientos que se pueden tener cuando se deja a un niño en la puerta de un banco, o en una calle muy transitada, o en un hospital, y no saber nunca más qué ha sido de él o de ella. ¿Cuántas veces desearías por la noche en tu cama, poder volver el tiempo hacia atrás? ¿Cuántas veces a lo largo de los años desearías poder volver a ese momento en el tiempo y hacer las cosas de otro modo? Si tan solo tus parientes hubieran aceptado la necesidad especial de tu hijo... Si tan solo hubieras tenido el dinero para pagar su tratamiento médico... Si tan solo... si tan solo, si tan solo. Pero vuelves a la realidad para darte cuenta otra vez de que no hay forma de cambiar lo que pasó. Se hizo, y tu hijo fue el afectado. 



Me preocupa mucho que todos los años miles de padres biológicos de China sientan la desesperación y el dolor que yo sentí, pero multiplicado exponencialmente ya que ellos no tienen forma de saber si su hijo está bien. ¿Cuánto piensa la madre biológica de TJ en ese bebé chiquitín con la cabeza llena de pelo negro que ella trajo al mundo? Lo que yo daría si pudiera decirle que es lo más querido del mundo. No quiero pensar que ella siente si quiera una mínima parte de la angustia que yo sentí cuando se hizo tanto daño, porque era un dolor que desgarraba el alma.

Esta es la otra cara de la adopción que a nadie nos gusta pensar ¿no? Como padres adoptivos somos los que salimos ganando teniendo la suerte de poder llamar hijos e hijas a estos niños tan increíbles. Pero poder hacerlo solo es posible porque ha habido una madre biológica o un padre que con toda probabilidad han sentido gran angustia y dolor. Solo puedo arropar a mi hijo TJ en la cama por la noche porque alguien ha sufrido una pérdida tremenda. Cómo me gustaría decirles a los padres de TJ en China que, mientras le cojo bien en brazos, les llevo a ellos también y para siempre en lo más hondo de mi corazón.

~Amy Eldridge, Chief Executive Officer


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