Nunca debemos subestimar la importancia de un momento, de una palabra, de un hecho en la vida de otro ser humano. - Erwin McManus
Esta semana, en LWB celebramos nuestro sexto aniversario ayudando a los niños de China. Cuando cierro los ojos y pienso en todos los niños cuyas vidas hemos tocado, en todos los voluntarios que han dado su tiempo, en todos los simpatizantes que nos han donado los fondos necesarios, en todas las familias que han abierto sus corazones a la adopción... me sobrecoge y me llena de la más profunda gratitud.
La realidad es que hace seis años, yo no tenía ni idea de lo que significaba llevar una ONG en otro país. No sabía lo que costaba abrir una escuela, o empezar un programa de familias de acogida u organizar una misión médica. No sabía nada sobre organizaciones sin ánimo de lucro, o relaciones internacionales o sobre negociar contratos con hospitales. Todo lo que sabía era que en 2003 había ido a un orfanato donde se me rompió el corazón viendo el número de niños que vivían con una gran necesidad. Todo lo que sabía era que mi vida era absolutamente plena con la alegría de tener una familia y amor, mientras que millones de niños de todo el mundo eran huérfanos. Y una vez que me di cuenta de la enormidad de lo que ser huérfano realmente significa para un niño, ya no había vuelta atrás, a la vida que había conocido hasta ese momento. Así que mis amigos y yo dimos un paso adelante en nuestra fe de marcar la diferencia en sus vidas, y no podíamos haber soñado llegar donde hemos llegado hoy.
A pesar de que hoy día sí puedo decir que sé cómo se gestiona una compañía, cómo se construye una casa de curación, cómo se gestionan cirugías y operaciones, además de saber las complicaciones de mandar un barco contenedor a China (no lo hagáis), siento en mi corazón exactamente lo mismo que el día que entré en el primer orfanato. Hoy, mientras abro mi despensa llena, cuando me acurruco con mis hijos para leerles un cuento, al levantarme sintiendo que la vida está llena de posibilidades... hay niños que son abandonados, niños que tienen hambre, niños que se levantan enfermos y solos. Pero si algo he aprendido con absoluta certeza en los últimos seis años, es que podemos ayudarles. Podemos cambiar su futuro llegando a ellos actuando, para mostrarles lo importantes que son sus vidas. Creo que nada es imposible cuando hay amor implicado.
Por ello, os doy las gracias en nombre de todos los que formamos LWB, por ayudarnos en estos seis años a cambiar las vidas de miles de niños necesitados. Hemos conocido enormes alegrías y profundas tristezas, frustraciones reales y verdaderos milagros. Sé que nuestras vidas han cambiado tanto como las de los niños. Y es mi esperanza que hasta que cada niño que haya en el mundo tenga al menos una persona que crea en él o en ella, LWB puede seguir haciendo su pequeña parte para cambiar las vidas de aquellos en China. Como muy sabiamente dijo una vez Martín Luther King Jr. "Has de subir el primer escalón con esperanza, aunque nunca veas la escalera completa". Hasta que cada niño sepa lo que es el amor, nosotros seguiremos subiendo.
Amy Eldridge es la Directora Ejecutiva de Love Without Boundaries. Es la madre de siete hijos, abuela de uno, y dice ser la dueña del labrador más grande del mundo.
1 comentario:
¡Feliz cumpleaños, LWB!
Gracias por todo lo que hacéis para que la vida de estos niños sea mejor.
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