Este fin de semana he leído un provocador artículo en la revista Time llamado "No tiene sentido hacer el bien mal." Recuerdo una vez que hablé con un hombre que ayudó a coordinar las ayudas que llegaron después del Huracán Katrina. Me contó que la gente había donado tal cantidad de artículos innecesarios después de la catástrofe que tuvieron que hacer un increíble esfuerzo para juntarlo todo en una pira y quemarlo. Mientras hablaba, el hombre suspiró y lo resumió en una frase "Vaya desperdicio". Soy una persona que ayudo a coordinar ayuda solidaria a China y he visto en persona la pasión y el deseo que la gente tiene por ayudar a los que lo necesitan. Pero a veces nuestros mejores esfuerzos realmente no ayudan y la verdad es que otras veces causan incluso más problemas. La última línea del artículo del Time acababa con "Lo primero, no hagas daño". Y es algo que nos repetimos como un mantra en LWB cada vez que consideramos un nuevo proyecto. Hemos aprendido a base de palos que a veces las ideas que nosotros, en occidente, consideramos magníficas, no ayudan o no sirven en otro país.

Esto sirve tanto para temas grandes como pequeños, y lo hemos aprendido gracias a la experiencia. Por ejemplo, piensa en algo tan sencillo como unos padres viendo a los niños huérfanos durmiendo en cunas sin colchón, directamente sobre esterillas de bambú, y que deciden hacer el bien proporcionando a los bebés unos cómodos colchones Occidentales. Con el propósito de ayudar, encargamos colchones estilo Occidental en nombre de unos padres bien intencionados. Las cuidadoras del orfanato no decían nada ya que probablemente no querían ofendernos. Enseguida vimos nuestro error. Los pañales de tela calan constantemente, y cuando usas una esterilla de bambú, puedes lavarla rápidamente y colgarla para que seque. Un grueso colchón sin embargo, absorbe el líquido y después huele. Los niños que antes podían estar relativamente limpios cada día, ahora dormían en colchones empapados de orina, lo que era mucho más insalubre. Las esterillas de bambú se pusieron de nuevo (lo que hizo que probablemente las cuidadoras sonrieran) y nosotros aprendimos nuestra primera lección de que a veces, las "buenas intenciones" americanas sencillamente no eran acertadas.

También recuerdo nuestra buena intención de querer empezar un sistema de "pagas" para los chicos/as adolescentes, con la idea de que esto les ayudaría a conocer el valor del dinero y del trabajo. Dimos una paga semanal a los chavales que aceptaron ayudar con pequeñas tareas en el orfanato y así ganar su propio dinero de bolsillo. Esta idea suena MUY bien en teoría... pero fue desastrosa en la práctica. Dar dinero a los chicos del orfanato acabó en que unos se robaban a otros y en que se lo gastaban en el camino del cole al orfanato en cosas a las que normalmente no tendrían acceso como tabaco y alcohol. El orfanato nos pidió finalmente que POR FAVOR acabáramos el programa Este es otro ejemplo de personal de orfanato queriendo ser respetuoso con los extranjeros que desean ayudar, incluso cuando la ayuda que proporcionan no es en el mejor interés de cómo las cosas se hacen en su país.

Afortunadamente, ahora tenemos una sólida infraestructura de ciudadanos chinos de diversas localidades que nos ayudan a tomar las decisiones correctas para los niños. Si vamos a poner nuestro tiempo y nuestros recursos económicos a hacer el bien, queremos que ese bien implique un impacto positivo y duradero en los niños. Mientras leía el artículo del que os hablaba al principio, pensé otra vez en que la frase "Lo primero, no hagas daño" debe estar por encima de todo en nuestra mente cuando queremos ayudar a otros, especialmente cuando esos otros están en países cuyas culturas son diferentes de las nuestras.

¿Te has visto alguna vez en alguna situación donde tus buenas intenciones acabaron causando problemas adicionales? ¿Crees que la gente en Occidente piensa que nuestro estilo de vida es el bueno?

Amy Eldridge es la Directora Ejecutiva de LWB y madre siete estupendos hijos (dos de China)