

No es raro que los niños del orfanato lleven abrigo las 24 horas del día. Duermen la siesta con ellos, comen con ellos, duermen por la noche con ellos. Es algo muy común en las zonas rurales ver a los niños por ahí, como el muñeco de Michelín, arropados en 5,6 o incluso mas capas para mantenerlos calientes. A menudo jugamos a un juego cuando recibimos fotos de casas de acogida, donde intentamos adivinar el número de capas, dependiendo de lo lejos que los brazos del niño están del cuerpo. Esto es "lo normal" para muchos niños, y aunque estén con la cara roja o incluso sudando, es a lo que están acostumbrados. Encuentran confort en estar arropados, ya que a menudo es todo lo que conocen.
Muchos padres sienten la necesidad de quitarles las capas casi inmediatamente cuando los reciben. Es común en los blogs, que los padres comenten que sus hijos estaban "sudando a mares" o tan arropados, que los padres se preocupan de un posible golpe de calor. Quitan todas las capas tan rápido como pueden, y sienten la necesidad de quitar todos los olores y aromas que podrían muy bien haber sido un consuelo para el niño. Puede ser extremadamente estresante para un niño haber perdido todo lo que conoce, y además, perder también su ropa. Por supuesto, cada situación es diferente, y los padres necesitan ver las señales que da su hijo con atención.


La ropa con la que tu hijo llega, puede parecer desgastada, vieja o incluso sucia, pero recuerda que pueden ser algo que lo reconforte y que será muy importante los primeros días juntos. Una vez leí un blog de una mamá que se quejaba de como el suéter que llevaba su hija olía fatal, y no podía soportar estar cerca, así que se lo quitó a su hija, y lo lavó en la pila del baño. Por supuesto, su hija tuvo una rabieta. Me recuerda a mis propios hijos, algunos de los cuales tenían mantitas a las que adoraban de niños, y mucho cuidado la persona que intentara quitársela y ponerla en la lavadora.

Uno de mis hijos arrastraba la manta por toda la casa en cuanto salía de la lavadora, para intentar hacerla "oler bien" de nuevo. Parte de su confort, estaba en el olor que desprendía cuando había sido querida unos días (es decir, cuando yo pensaba que olía fatal). Así que, cada nuevo padre, necesita recordar la importancia del olor para muchos niños, y quizás, no correr inmediatamente a lavar cada aroma que el niño trae con él el día de la adopción.
Cada niño maneja este día de manera diferente, por supuesto, pero recuerda cuando entres al edificio a conocerle por primera vez, que va a perder todo lo que conoce. La única cosa concreta y material de su vida pasada, puede muy bien ser la ropa o los zapatos. Mira las señales con cuidado para saber lo importantes que estas cosas pueden ser para él. Si tener que abrazar a tu nuevo hijo con un suéter apestoso, es todo lo que te pide esos primeros días juntos, respira hondo y da gracias. Así como ese objeto le da tranquilidad a tu hijo ahora, tú serás pronto su mayor consuelo en el mundo. No tengas prisa en eliminar todo lo que conoce. Tenéis el resto de la vida para estar juntos, no?
Amy Eldridge, Directora Ejecutiva
4 comentarios:
Oh...Amy...qué magnifica entrada...Sigue contándonos por favor...Tenemos que ser tan realistas y empáticos con nuestros pequeños...
Precioso y muy acertado pensamiento. Que gran sensibilidad!! Enhorabuena por esa forma de pensar.
Estoy deacuerdo con lo de la ropa.En mi caso Laura Yan tenia una camiseta,una falda y unos calcetines.Tenia 8 meses,y yo traje la ropa y la lave y la tengo en una caja guardada,ella decidira que hacer con ella,el dia que quiera,yo no soy quien para tirarla orque tiene un significado especial;el dia que por fin nos abrazamos la llevaba puesta
Yo también tengo guardada la ropita de mi pequeña,que era nueva porque tenía la etiqueta.La veo tan grande ahora,cuando miro ese trajecito tan diminuto.Por cierto Maite,mi niña se llama Laura Yu Yan.¡Qué coincidencia!
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