29 jul 2015

Adopción de necesidades especiales: la Hepatitis B

Ayer, día 28 de julio, fue el Día Mundial de la Hepatitis. Las estadísticas indican que aproximadamente un tercio de la población infectada de hepatitis B vive en China, y por ello no nos sorprende que esta condición médica sea bastante común entre los niños huérfanos. Aunque la hepatitis B se clasifica como una enfermedad infectocontagiosa, que es lo que da bastante miedo a la gente, muchos niños viven con ella sin apenas efectos secundarios y pueden crecer y llevar vidas sanas cuando son adultos.
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¿Qué es la hepatitis B? La hepatitis B es una infección del hígado que es causada por un virus. Este virus lo puede coger un recién nacido de una madre que esté infectada o de un/a cuidador/a del orfanato que tenga la enfermedad. La hepatitis B es mucho más común fuera de Europa y EEUU debido a las menores tasas de vacunación.

Aunque la mayoría de los adultos que se infectan con esta enfermedad se recuperan por completo, los niños tienen más riesgo de convertirse en portadores crónicos. Cerca del 90% de los niños infectados cronifican la enfermedad. Ser portador crónico significa que han dado positivo para hepatitis B más de seis meses después de la infección inicial. También significa que tienen un riesgo más alto de padecer una infección más grave que puede afectarles el hígado. No obstante, la mayor parte de los portadores de esta enfermedad, sobre todo los niños, no presentan síntoma alguno y pueden llevar vidas largas, sanas y productivas. De hecho, la mayoría de la gente nunca sospecharía que esos niños tienen un problema médico crónico!

Aunque la mayoría de los individuos infectados no presenta ningún síntoma, hay síntomas como nauseas leves, fiebre baja, pérdida de apetito, mialgia y algo de dolor abdominal, que pueden aparecer entre 45 y 180 días después de haber contraído la enfermedad. Síntomas más severos, como nauseas, vómitos o ictericia, deben ser atendidos de inmediato.
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Los niños con hepatitis B necesitarán revisiones regulares con un hepatólogo -especialista del hígado, o un gastroenterólogo que conozca bien la hepatitis B. Y aunque no todos los niños que la padecen requieren tratamiento, hay algunos que sí lo necesitan. Los tratamientos actuales implican inyecciones de interferon alfa o pastillas que habrán de tomarse por lo menos durante un año.

Como los portadores de la hepatitis B pueden infectar a otros a su alrededor, es importante que todos los miembros de la familia se vacunen. La vacuna de la hepatitis B es absolutamente eficaz protegiendo contra esta enfermedad. En muchos estados de EEUU es una vacuna obligatoria antes de entrar en el colegio. Y por si te lo estuvieras preguntando, las personas infectadas sólo pueden infectar a otras a través del contacto con los fluidos corporales. Aunque el virus se puede encontrar en la saliva, se cree que no se puede contagiar por los besos o compartiendo objetos. Tampoco se contagia por los estornudos, ni por toses, ni abrazos, ni dando el pecho a un bebé. Todas las personas vacunadas pueden interactuar con toda seguridad con la persona infectada.
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Y aunque todavía no se ha encontrado una cura para la hepatitis B, las buenas noticias son que hay mucho trabajo hecho y en curso, sobre su tratamiento y la forma de ralentizar el virus y proteger al hígado de verse negativamente afectado. Esta es una necesidad especial muy manejable y nos gustaría que muchas familias se la plantearan cuando estén elaborando su listado de patologías.

Para más información sobre la hepatitis B:

1 comentario:

tratamiento hepatitis C dijo...

Enhorabuena ante todo por todo el trabajo que lleváis a cabo, intentar ayudar a las personas no es materia fácil si no se tiene subvención pero espero que sigáis luchando porque tarde o temprano la sanidad tomará cartas en el asunto, seguir así