Aprovechando
la reciente celebración del “Día Internacional del Voluntariado”, os voy a
contar lo que nos sucedió el sábado 28 de Noviembre: ¿Qué hacen una
ONG dedicada a mejorar las vidas de los niños huérfanos y sin recursos en China
en un Centro de Esclerosis Múltiple, un sábado por la tarde, con un escritor
novel filantrópico que presenta su nuevo libro
y un grupo de música pop – rock igual de filantrópico? Un evento
solidario, ni más, ni menos.
En una tarde
de sábado más otoñal que de invierno, siete voluntarias de Love, bien
apretujadas en un coche lleno de entusiasmo y merchandising para recaudar
fondos para nuestros niños en China, nos
dirigimos al “Centro residencial para personas con Esclerosis
Múltiple Alicia Koplowitz”, donde un padrino de un peque del programa de
Tongren, Juan Carlos Martín, nos esperaba. Juan Carlos, además de estar casado con Teresa, papá
de un ángel traído de China y padrino de un precioso peque de Tongren, es todo
un personaje. Los avatares de la vida le han conducido a este punto de su vida
en el que ha escrito un libro de superación personal “Un paso en tu camino” y
decidió que, además de donar los beneficios de su venta a Love, quería
presentarlo en un Evento Solidario…porque sí, porque se lo pedía el cuerpo!
Y con esto ya tenemos un enigma resuelto: Teresa,
que trabaja en el Centro de Esclerosis, pidió a la Directora del centro el
auditorio para realizar este generoso y humanitario evento; y con la misma
generosidad, la directora lo cedió. Al llegar, las voluntarias nos pusimos todas manos a
la obra para acondicionar un pequeño stand con toda nuestra mercancía que con
tanto esmero habíamos estado preparando las semanas previas: teníamos huchas,
folletos informativos, folletos para nuevas inscripciones, tarjetas de Navidad,
camisetas, tazas, puzles, carteles y fotos de nuestros niños … todas menos
Marta, que rápidamente se hizo con su cámara y empezó a apretar el gatillo para
dejar huella de todo lo que estaba sucediendo. Y todo ello, mientras la banda
de música de los Escaramusa nos entretenía haciendo sus pruebas de sonido.
Cuando comenzó el acto, Juan Carlos, micrófono en
mano, dio forma a todo cuanto allí estaba aconteciendo: él y su mujer, con un
corazón tan grande como el auditorio en el que estábamos, habían decidido
regalarnos a todos los invitados, familiares y amigos, residentes y
trabajadores del centro, una agradable tarde llena de humanidad y sensibilidad,
amenizada por un grupo musical deseoso de participar en cualquier tipo de
evento que se caracterice por ser “solidario”, a la vez que nos preparaba un
marco a LWB España para poder difundir la obra social de los voluntarios de LWB de todo el mundo.
Nosotras presentamos los
programas de LWB en China y un video con las caritas de nuestros peques. En ese punto, las emociones, que ya estaban a
flor de piel, nos delataron y empezaron a rodar pequeñas lágrimas por los
rostros de las voluntarias.
Nuestro padrino y autor
del libro que se presentaba habló de forma muy emotiva al presentar LWB. Contó
una anécdota que le sucedió a un ex -aviador de las fuerzas armadas de EEUU (McCain).
Mientras estaba en una misión, su avión fue derribado y, al saltar con su
paracaídas y caer en tierra, fue apresado por las tropas vietnamitas. Años más
tarde consiguió escapar. Después de
retirarse de la armada, se dedicó a la política. Casualmente (o causalmente,
quién sabe) conoció a un tipo que se le acercó y le dijo: “así que, cuando
saltaste del avión, parece que tu paracaídas funcionó bien, ¿verdad?”. McCain contestó, “Sí” y preguntó a qué venía
ese comentario. El tipo le dijo “En aquellos años, yo era el hombre que estaba
en la parte inferior del portaviones guardando y preparando vuestros paracaídas.”
Tras este relato, Juan
Carlos se dirigió a la audiencia diciéndonos “todos nosotros tenemos a alguien
cuidando de nuestros paracaídas, a alguien cuidando de nuestras espaldas en la
parte de atrás; paremos un momento y expresémosles a todos ellos nuestra
gratitud por estar ahí día tras día”. A continuación, Juan
Carlos nos solicitó a todos los presentes que escribiéramos un mensaje personal
para enviárselo a los niños de LWB en China (en unos papeles que previamente
nos había repartido). Quería que los asistentes dieran fe a nuestros niños de
que hay gente al otro lado del mundo que cuida de ellos. Nuevamente, se nos
encogió el corazón a todas las voluntarias, viendo cómo todo el auditorio
escribía y escribía. Incluso aquellos enfermos que apenas podían mover sus
manos pedían ayuda a sus cuidadoras para asegurar que sus pensamientos quedaban
plasmados en ese pequeño papel.
No tengo palabras para
expresar el manantial de emociones que se manifestaron en aquel salón esa tarde
de sábado. Y por otro lado, me encanta poder decir que conseguimos fondos para
poder llevar a una familia de acogida a uno de nuestros niños. Además, al día siguiente recibimos una solicitud de apadrinamiento.
Sin embargo, lo más
importante que esa tarde me llevé, fue que “cada paso en tu camino cuenta”: cuenta la música de Escaramusa, las
sonrisas de los residentes del centro y sus manos moviéndose en el aire al son
de la música, el cariño de las cuidadoras, la generosidad de la directora, la
humanidad y tremenda solidaridad del autor y de su esposa…
Quiero agradecerle a Juan
Carlos de corazón el habernos dado la oportunidad de vivir esta experiencia tan
conmovedora.
¿Qué hacíamos entonces todos nosotros allí?
Hacíamos corazón. Un corazón tan grande y brillante que por su ternura y
resplandor, seguro que se ha podido o va a poder percibirse
desde la mismísima China.
Eva Pertejo es asistente de la coordinadora en el programa de acogida familiar de Tongren y traductora para LWB España. Es madre de tres hijos, uno de ellos nacido en China.
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