La zona en la que trabajamos en Camboya no tiene ningún orfanato gubernamental u oficial. La mayor parte de los niños abandonados acaban siendo trasladados a la capital Phnom Penh, que está a varias horas de camino.
La zona fronteriza donde estamos trabajando sufre de enorme pobreza y mínimo acceso a la atención médica, así que hemos sabido que muchos niños acaban siendo huérfanos por la muerte de sus padres. Además, hay niños que son declarados huérfanos cuando sus padres se los han llevado a Tailandia a encontrar trabajo, pero después los han abandonado allí y han seguido con sus vidas.
Cuando se encuentran niños camboyanos solos en Tailandia, la policía los envía de nuevo a Camboya cruzando la frontera. Su única esperanza es que haya una ONG que se implique y encuentre un orfanato para llevarlos allí. Si no, muchos acaban viviendo en la calle.
En estos momentos hemos decidido que sólo trabajaremos la acogida familiar de niños de Camboya que estén designados como auténticos huérfanos, es decir, que tanto su madre como su padre hayan fallecido o que las autoridades hayan confirmado que son niños abandonados por sus padres y sin parientes conocidos. Desde que empezamos este programa, hace seis semanas, hemos ubicado a tres niños en hogares de acogida y tenemos a un cuarto en proceso, y sabemos que este programa va a expandirse rápidamente.
Ahora queremos presentarte a Sampson. En sus cortos dos años de vida ha vivido más dolor que el que cualquier niño de su edad podría experimentar. Su padre murió cuando él era un bebé, dejándole a él y a su madre sin cobijo y con muy poca comida. Él y su madre se debilitaron mucho y quedaron desnutridos, y tristemente, su madre falleció por enfermedad justo después de que Sampson cumpliera los dos años.
Ya hemos empezado a ver cómo vuelve el brillo a los ojos de Sampson.
Los hermanos Audrey y Tom también han entrado en nuestro programa de acogida familiar de Camboya después de la muerte del único progenitor que les quedaba (su padre) este otoño. Estaban viviendo sólos en circunstancias muy tristes cuando nos implicamos, y ahora nos alegra mucho que las autoridades nos hayan permitido ayudar!
Una niña amable y preocupada, de ocho años Audrey disfruta ayudando a los que la rodean. Ahora está yendo al colegio por primerísima vez y ya tiene muchos amigos. Según nuestro manager, a todos los niños les gusta ella y es muy popular. Dicen de ella que es "absolutamente feliz" en su nueva familia de acogida.
Audrey y Tom conociendo a su nueva madre de acogida
Estos niños ya no estarán solos nunca más, pero los tres necesitan padrinos que les ayuden con los costes de la acogida y poder así seguir encontrando la curación emocional y física que necesitan y que se merecen.
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