7 abr 2010

En este momento




La semana pasada llevé a mi hija a ver a su cantante favorito Taylor Swift en un concierto aquí en la ciudad de Oklahoma. Nos reímos mucho y pasamos un rato estupendo antes de que empezara, y luego, al apagarse las luces tuve uno de esos "momentos" que he sentido una y otra vez desde la adopción de Anna, cuando me siento completamente emocionada por ser su madre.

Para mí, estos momentos suelen darse la primera vez de algo, su primera peli de Disney, su primer baile frente al público o la primera vez que me saluda orgullosa en el escenario durante un concurso de ortografía en la escuela. El tiempo parece pararse y me viene una sensación tan aguda y penetrante en mi corazón, que hace que se me salten las lágrimas y contenga el aliento.

No me malinterpreten. También tengo momentos así con los hijos a los que he dado a luz… pero se añade intensidad cuando me pasa con mis hijos adoptados. Esa noche durante el concierto intenté examinar un poco lo que siento cuando esos momentos ocurren. Y no hacía más que pensar en que otra persona había llevado a mi hija en su vientre, otra persona la había traído a este mundo, y que esa otra persona es alguien a quien nunca conoceré. Suelo compartir con los demás los preciosos momentos de la vida de Anna, pero nunca lograré que sus padres biológicos sepan que está muy bien. He recibido este regalo absolutamente increíble sin la posibilidad de expresar mi más profunda gratitud hacia aquellos que le dieron la vida. ¿Suelen pensar en ella? Sería imposible que una persona que lleve un embarazo a término no se pregunte si el niño está bien. Yo daría lo que fuera para que alguien les hiciera saber que ha crecido y se ha convertido en esta maravillosa y guapa jovencita, que es feliz y tremendamente querida.

En momentos como este no puedo dejar de pensar también en los comienzos de Anna. Era tan pequeñita el día de su adopción… solo pesaba 6kg y estaba tan enfermita que cuando llegamos a casa fue ingresada en la UCI pediátrica a los pocos días de haber llegado a EE.UU. Creo que cada vez que la veo sentir tanta ALEGRÍA como la que estábamos sintiendo juntas en el concierto, miro su cara y me abruma el agradecimiento que siento porque esté en este mundo. Me sobrecoge y solo puedo dar las gracias al cielo por habérseme permitido de algún modo compartir mi vida con ella. No sé qué he hecho para merecer tal honor, pero nunca lo he dado por sentado.

¿Y qué piensas tú? ¿Tienes momentos en los que te parece increíble pensar que eres la madre o el padre de tu hijo/a? ¿Hay algún momento o situación donde estas sensaciones surgen con más fuerza? ¿Crees que el gran "desconocimiento" sobre los padres biológicos en China añade una capa de emoción extra a la adopción en ese país?

Amy Eldridge es la Directora Ejecutiva de LWB y madre de siete maravillosos hijos (dos de China)


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