David delante de su antiguo colegio
David y su madre de acogida en 2001
Mi primera familia me enseñó mucho. Aprendí de mi madre de acogida cómo elegir bien a los amigos, la importancia de esforzarme con mis estudios y a nunca darme por vencido. Mi padre de acogida me enseñó a recolectar hierbas, a plantar arroz y cosechar maiz.
David con su hermano mayor de acogida y su madre de acogida
Tengo muchos recuerdos felices de mi infancia en China gracias a mi familia de acogida. Recuerdos de escalar una montaña cerca de nuestro pueblo con mi padre de acogida; de ir en el sillín de atrás de la bici de mis hermanos mayores llevándome al cole; de jugar con mis amigos del pueblo; visitar a mis abuelos de acogida; de celebrar las fiestas en familia.
David con sus amigos de clase
Cuando llegué al pueblo donde viví en acogida, en las afueras de Beijing, todos estos recuerdos me volvieron de pronto además de muchos otros que había olvidado -por ejemplo, el de mi madre de acogida yendo a por leche fresca de las vacas para darmela a mi. Siempre tuve la sensación de que me reservaba la mejor comida y la mejor ropa para mí. Me hacía sentir especial y siempre luchaba porque tuviera todo lo que necesitara.
David reunido con toda su familia de acogida en 2015!
Pero lo mejor de la visita quizá ha sido el ver a mi abuela de acogida de nuevo. Tiene 84 años, está casi ciega de cataratas pero se acuerda de mí! Me dijo lo que siempre me decía: que estudiara mucho.
David y su abuela de acogida
Las familias de acogida hacen que los niños reciban el amor y los cuidados que no tienen en un orfanato. Mi familia de acogida me trataba como si fuera su propio hijo. De hecho, pasaron muchos años antes de que me diera cuenta de que no lo era.
La bici que David usaba cuando vivía allí
Me gustaría haberme podido quedar más tiempo, pero estoy muy contento de haber tenido la oportunidad de volverles a ver. Nunca olvidaré a mi "primera" familia porque me han ayudado a empezar muy bien en la vida. Quizá algún día pronto pueda regresar y visitarles durante más tiempo.
~David Glass fue adoptado en China a los doce años y ahora vive en Virginia, EEUU, con su familia para siempre que incluye a sus padres y a ocho hermanos.
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