La expresión acuñada por el poeta del S. XVI John Donne "Ningún hombre es una isla en sí mismo", hace buena referencia al acogimiento familiar, o a cualquiera de nuestros programas. A través de distintas entidades, nuestros programas están estrechamente conectados y trabajando juntos para lograr los mejores resultados posibles para cada uno de los niños con los que trabajamos.
Sin haber cumplido un año todavía, Vivienne es un magnífico ejemplo de cómo tres programas trabajan juntos conectando y comunicando los cuidados ofrecidos, la crianza y el cariño. Vivienne nació prematuramente y era una bebé muy chiquitita y frágil cuando nuestro equipo médico organizó la hospitalización que tanto necesitaba.
Vivienne lucho por su vida, cogió peso y fue dada de alta para entrar a vivir en nuestra Casa de Curación de Anhui, donde nuestras cuidadoras siguieron ayudándola a crecer y sanar con mucho cariño.
Fueron pasando los meses, siguió cogiendo peso y abrió sus ojos al mundo. Sus mofletes se rellenaron y cada vez estaba más achuchable. Hasta que el mes pasado, a los siete meses de edad, fue a vivir con una familia de acogida de nuestro programa en Zhang Village.
No hace falta mucho esfuerzo para enamorarse de esta preciosa bebé! Y es obvio que su familia de acogida están encantados con ella. Vivienne ya ha desarrollado un fuerte vínculo afectivo con su padre de acogida. Durante su estancia en la Casa de Curación de Anhui aprendió a balbucear, así que ha sido maravilloso leer en su primer informe del programa de acogida que "balbucea emocionada cuando la sacan a la calle de paseo" y que "toma la iniciativa para comunicarse o indicar que quiere que la abracen."
Vivienne necesita, y tendrá, abrazos y cariño y buena crianza con su familia de acogida. Pero ella no es "una isla", necesita a su familia de acogida y necesita padrinos que le ayuden durante su estancia. Os invitamos a conectar con Vivienne como sus padrinos o madrinas y a verla crecer.
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