Walter nació con una cardiopatía congénita. Además tenía ictericia y ya sufría de neumonía neonatal. Y aunque pudiera parecer que su cardiopatía sería el principal obstaculo que debía superar, el reto más grande que tiene es la neumonía neonatal.
Incluso los bebés que nacen perfectamente sanos tienen un alto riesgo de muerte por neumonía durante el periodo neonatal. Los recién nacidos son tan frágiles que cuando se enfrentan a una infección así, no sólo necesitan medicamentos que ayuden a sus cuerpecitos a luchar contra la bacteria sino también ayuda respiratoria para asegurarse de que sobreviven y que salen adelante a largo plazo. Aquí podéis ver al pequeño Walter cómo recibe su medicación por vía intravenosa en su frente.
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