Hace varios años supe de un precioso niño pequeño que había nacido con una cardiopatía extremadamente compleja. Vivía en la Casa de Curación Heartbridge, de LWB, y en un viaje a China pude visitarlo y cogerlo en brazos. En aquel momento no podía ni imaginar que algún día sería su mamá para siempre.
Pero mi hijo de diez años sí lo sabía, y él fue el que se lo dijo a mi corazón. Y cuando mi corazón supo que Joel era mi hijo, ya no había nada que me pudiera parar. Nada de lo que me dijeran sobre su salud y los obstáculos que tendría que superar me iba a hacer que no lo adoptara. Y había tantas cosas que incluso la gente trataba de pararme, pero a mí no me podían parar.
Mi maravillosa agencia de adopción quería de veras que comprendiera la muy difícil historia médica de Joel, y quisieron asegurarse una y otra vez de que sabía lo que estaba haciendo y que sabía en dónde estaba metiendo a mi familia. So sólo dije que "sí" y "¿cómo de rápido podemos traerlo a casa?" Cuando supe lo mucho que se tardaba en los trámites no pude aceptarlo. Dije a mi agencia que yo haría todo el papeleo lo más pronto posible, pero que necesitaban prometerme que ellos harían lo mismo que yo y que trabajarían igual de rápido para mí y mi familia. No me decepcionaron. Se volvieron mi familia.
En las semanas posteriores empecé a oír cosas que deberían haberme asustado hasta la muerte, pero no lo hicieron ¿por qué? Porque era sencillamente.... lo correcto. Todo lo que oía sobre el pronóstico de Joel me motivaba para trabajar más duro. Cosas como "Tu hijo es inoperable en China, sólo tiene un ventrículo, operación a corazón abierto, trasplante de corazón, los órganos en el lado contrario del cuerpo, no hay bazo."
No tuve miedo porque sabía que mi hijo me estaba esperando a mí.
En varios de los pasos mi agencia de adopción dijo "Guau, esto está yendo rápido." Mi médico en EEUU, que me lo recomendaron, era perfecto. Nunca me preguntó POR QUÉ estaba haciendo lo que estaba haciendo, tan sólo me ayudó y contestó a todas mis preguntas.
A veces la gente mencionaba todas las dificultades que nos podíamos encontrar en el camino. Y yo elegía celebrar todas las que conseguiríamos. De nuevo, es posible que te preguntes que cómo pude hacerlo, y bien, he de decir que mi hijo de diez años no hacía más que recordarme que el que Joel tuviera una familia era lo más importante de todo, y mi corazón sabía que tenía razón.
Cuatro meses después de empezar el papeleo de la adopción de Joel, me subí a un avión para traer a mi hijo a casa. Sé que Joel tenía un enorme club de fans entre los simpatizantes de LWB, y quizá por eso no pudimos pensar en un nombre mejor para nuestro hijo. Sentimos vuestro cariño y vuestro apoyo. Sentímos vuestros buenos pensamientos, y os lo agradecemos.
Ha pasado un año ya desde que trajimos a Joel a casa, y tenemos la enorme alegría de informar que está muy bien. Creo que puede echar de menos el ser el gallito del corral como lo fue en el Heartbridge, ya que sigue luchando contra mamá y papá para ver quién dirige la casa, pero es feliz y está sano.
A Joel le hicieron un cateterismo para arreglar algunos de sus problemas coronarios y ahora está rosa y con unos niveles de oxígeno muchísmo más altos... no perfectos, pero mucho mejores. Va a la guardería dos días a la semana, y su profe me dice que es un niño brillante y muy creativo. No puede igualar a su hermana nueve meses mayor, pero lo intenta. Y lo intenta con una sonrisa en su carita y una risa en sus labios.
Y cuando se cansa, su mamá lo malcría un poquito y lo coge en brazos y le sube la escalera, mientras le deja tirarse por el tobogán, no pensando ni un solo momento en lo que no puede hacer, pero celebrando las cosas que sí puede... porque su hermano mayor supo que el que tuviera una familia era lo más importante de todo.
¡¡Y LO ES!!
~Brittani Lots es la Asistente de la Coordinadora de los Fondos de Unión de LWB
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