10 sept 2016

Uganda: 1ª y 2ª parte

Hace unas semanas os conté que LWB ha decidido "hacer honor a su nombre" y ayudar a los niños huérfanos y sin recursos de más allá de las fronteras de China. Ahora os hablaré sobre mi viaje a Uganda de finales de agosto.
Más concretamente quiero presentaros a los niños de un pueblo del lejano sudoeste del país, muy cerca de Ruanda, porque sé que van a tocaros el corazón del mismo modo que me lo robaron a mí.


Uganda tiene unos dos millones de niños huérfanos; de ellos, un millón han perdido a sus padres a causa del VIH. La mayor parte de la población de Uganda vive en el campo y obtienen su salario de la agricultura de subsistencia, la mitad de la población vive con menos de 1$ al día.

Los indicadores de salud del país están entre los más bajos de África, y entre los principales problemas están enfermedades curables como la malaria. Casi el 7% de los niños mueren antes de su quinto cumpleaños. Muchas cosas me han hecho pensar estos últimos meses que Uganda es un país donde podríamos exportar algunos de nuestros programas más exitosos.
Uganda boy 2
Volé hasta Kigali ya que Ruanda estaba mucho más cerca de mi destino que el aeropuerto nacional de Uganda, en Entebbe. Después de una media hora cruzando la frontera por tierra, me encontré a mi misma conduciendo por una carretera de tierra hasta el pueblo de Karukoba, que está en lo alto del monte Buzoba en el condado de Bahara.
En esta zona viven unas 120 familias y hay unos 300 niños, muchos de ellos huérfanos. Es un pueblo agrícola cuyo principal producto es la batata, pero la falta de agua y la sobre explotación de la tierra hacen que las plantaciones sean escasas. Cuando llegamos a lo alto del monte, había unos 100 niños esperando para saludarnos.

La gente de Karukoba son de la tribu Bakiga ("pueblo de las montañas"). Dicen de sí mismos que son el pueblo más duro y más trabajador de Uganda debido a las duras condiciones de su vida. Tienen que bajar por barrancos para coger agua, cavar en tierra dura y rocosa para poder hacer bancales y plantar y recogen madera y la transportan en sus cabezas para tener combustible.
Las mujeres, por supuesto, hacen todo esto portando a sus hijos a la espalda o en la cadera.
 Gracias a su vigor y a su fuerza, los Bakiga dicen que son los que bailan con más energía del país, y eso me demostraron a mi llegada.

Los Bakiga son ahora casi todos cristinanos, unos protestantes y otros católicos. La lengua es el Rukiga, y muy pocas personas saben hablar bien inglés -a pesar de ser la lengua nacional de Uganda. Esto ha supuesto un problema para el pueblo en lo que concierne a la mejora de sus vidas, ya que si viajan a unos 50 km de distancia, no hay nadie que los pueda entender. Sólo el 9% de los niños en esta área han recibido una educación superior a la básica, y el 40% no han ido nunca al colegio por los problemas de la familia para poder pagar la matrícula y por la enorme distancia que hay hasta el centro más cercano.
En Karukoba no hay electricidad, así que la zona está completamente a oscuras por la noche excepto los fuegos en hoguera que se hacen para cocinar legumbres y posho (harina de maíz mezclada con agua).
Sin ninguna luz eléctrica, la vista del cielo estrellado desde lo alto del monte es algo más que impresionante -pero lamentablemente no pude capturarlo con mi cámara a pesar de que lo intenté una y otra vez.
Las casas del pueblo son casi todas de adobe con techos de paja o de hormigon con techos de chapa.
Para construir una casa de adobe lo primero que tienes que hacer es construir un armazón de ramas y palos, luego cubrirlo con una mezcla de barro rojo con agua y finalmente cubrirlo con cáscaras de sorgo. Una casa de adobe puede durar entre cinco y diez años, pero los techos de paja han de cambiarse todos los años.
El acceso al agua es un problema fundamental para el pueblo -problema del que os hablaré más adelante puesto que es algo que me ha impactado profundamente. Los niños pasan dos horas por la mañana y dos horas por la noche, a diario, cogiendo agua por un camino farragoso para que la familia sobreviva.
Tuve la enorme suerte de poder pasar cuatro maravillosos días con los niños de este pueblo, y me va a encantar poder presentároslos de forma individual. Viven en condiciones de extrema escasez enfrentándose a retos para cubrir sus necesidades más básicas, y aún así, cantan alegres y sus risas de bienvenida se oyen por toda la colina.

Ahora os hablaré del hombre que me invitó a conocer su pueblo y el trabajo que ha empezado para sacar a estos niños de la pobreza. Sé que si nos unimos todos, cosas increíbles pueden suceder.

Todo tenía que ver con las colmenas.

African beehives 
Colmenas africanas

Cuando la Junta Directiva de LWB empezó a hablar sobre dónde podríamos llevar nuestros programas para ayudar a más niños, todos coincidimos en que a pesar de conocer muy bien las complejidades del trabajo en China, teníamos mucho que aprender sobre los programas para huérfanos y niños vulnerables en otros países. Y que cada país tenía sus propias necesidades, sus propias dificultades y sus propias leyes, así que tenía mucho que leer por delante.
Hablé con docenas de personas que trabajaban en países de todo el mundo y tengo que decir que hay iniciativas increíbles funcionando globalmente, con ciudadanos locales empezando proyectos básicos para ayudar a los niños de sus comunidades. Mientras hablaba con estas personas la palabra sostenibilidad salía una y otra vez, y cómo las ONG extranjeras deberían buscar mejores ideas junto a los representantes de las comunidades, y encontrar soluciones reales y duraderas a los problemas locales, en lugar de plantear proyectos con mentalidad occidental. Así que una de las formas más eficaces para poder hacer la transición a otros países era encontrar gente local que ya fueran "propiciadores del cambio" pero que les faltaran los recursos para hacer que su trabajo fuera una completa realidad.
Y así fue cuando oí hablar de un joven llamado Mbinenemukama Innocent (él dice tener el nombre más largo de África) y su proyecto de colmenas para el pueblo. Innocent creció en una familia que dedicaba su vida a ayudar a los que lo necesitaban, incluyendo la acogida de niños huérfanos para criarlos como si fueran sus hijos. Innocent tiene registrada una pequeña organización en Uganda (KYMDP) desde hace dos años, con cuatro objetivos principales:
1. Empoderar a los niños con educación para luchar contra la ignoracia, el analfabetismo y la pobreza.
2. Proporcionar cuidados de calidad a los niños huérfanos y vulnerables.
3. Crear conciencia sobre la importancia de la educación y luchar contra el trabajo infantil.
4. Proporcionar nutrición a los niños desnutridos y mejorar su salud.
Esto suena muy LWB ¿no os parece?

 
Innocent y dos niños de su pueblo

Una de las formas con las que Innocent trata de lograr estos objetivos es poniendo colmenas en las tierras de su padre y luego recogiendo la miel para venderla y costear los proyectos para los niños de su pueblo. La primera vez que hablé con él, me habló de la sostenibilidad y sobre si podíamos trabajar juntos para instaurar programas que pudieran atender a los niños a largo plazo. Era muy ilusionante pensar que con proyectos que podían necesitar unos 20$ de inversion para poner una colmena, se podrían generar fondos durante años para que los niños fueran al colegio y al mismo tiempo las abejas ayudarían a polinizar la zona para mejorar la cosecha. Esto era una nueva forma de mirar posibles proyectos que nuestra Junta Directiva encontraría muy ilusionantes.

 
Innocent y yo dándonos la mano en el ecuador terrestre

Así que por una sencilla colmena me encontré frente a una pequeña escuela de madera en el pueblo de Innocent, preparándome para leer el libro "El pez arcoiris" a 53 niños.


Current schoolhouse 
La escuela

Esta escuela lleva levantada seis meses sólo, y ya se ha convertido en un centro de la comunidad donde todo el mundo se reune. De momento no hay pupitres ni sillas, no hay libros y los niños se sientan en el suelo (que se convierte en barro en la temporada de lluvias). Y a pesar de estas condiciones tan precarias, la alegría por aprender de los niños me impactó el corazón. La educación es la única manera de que cualquiera de estos preciosos niños puedan superar su situación de pobreza, y por eso esta pequeña escuela se ha convertido en un símbolo de esperanza para todo el pueblo. Mi mente volaba pensando en todo lo que se podría conseguir con una escuela permanente, con un suelo real, con pupitres, con libros y mucho más.

current school inside

Debería mencionar que ya habíamos hecho una transferencia con todos los fondos necesarios para que todos los niños tuvieran su uniforme escolar y un par de zapatos. En Uganda llevar uniforme es un gran orgullo para las familias ya que demuestra que sus hijos están siendo educados. Miré a todas las preciosas caritas que tenía frente a mí, con sus jerseicitos verdes, y vi claramente todo el potencial que cada uno tenía. Sin una educación, el destino es el trabajo duro en el campo, pero yendo al colegio, cualquiera de ellos podría ser maestro, médico o ingeniero. ¿No os parece que el potencial ilimitado es algo increíble?

maria  
Passy, de cuatro años

Esperaba que los niños disfrutaran de la lección que les había preparado y me puse a leer. Los niños todavía no hablan inglés, pero la esposa de Innocent iba traduciendoles lo que decía, y fue maravilloso ver cómo no despegaban sus ojos de las bonitas páginas del cuento, con dibujos de criaturas que nunca antes habían visto.


Luego llegó la hora de las mates. Yo había llevado las mini galletas de pececitos para que las agruparan y contaran por colores -siguiendo así la temática "marina". Enseguida me di cuenta de mi error porque 1) no había pupitres así que los niños tenían que agrupar y contar en sus regazos o en el suel, y 2) llevar galletitas saladas a los niños que no tienen agua para beber no es una buena idea.
Afortunadamente Innocent lo arregló todo cambiando la actividad de contar y agrupar en un sencillo "busca el pez verde y cómetelo", cosa que los niños hicieron bien enseguida.


A los diez minutos de empezar, los niños aprendieron a decir en inglés "naranja, rojo, amarillo y verde" como auténticos profesionales.

 
Alosious fue muy listo construyendo un cono con su hoja y poniendo dentro los pececitos

Para la clase de arte había llevado materiales para que cada niño hiciera su propio pez arcoiris, y esta fue una actividad que gustó mucho a todos. Algunos nunca habían coloreado con ceras antes, pero la profesora les explicó que el objetivo era no salirse de las líneas y ¡lo hicieron muy bien!


Como no había suficiente espacio para todos dentro de la escuela, la mitad de los niños salieron fuera para colorear encima de un plástico, mientras la otra mitad se quedaron dentro.


Los niños se tomaron su tiempo y crearon su pieza única de arte. Me encantó verlos compartir los distintos colores para que todos pudieran hacer su arcoiris.
Por supuesto todos quisieron que les hiciéramos una foto mostrando sus obras, y a mí me encantó cumplir sus deseos!

 
Lawrance, un niño huérfano, hizo este trabajo increible
Budding artist 
El precioso Dallen y su arte
 
¡Todos hicieron un trabajo estupendo!

Una parte fundamental de este programa escolar es el almuerzo caliente que los niños pequeños reciben a diario, ya que para muchos de ellos es la única comida del día. Innocent fue muy sincero conmigo y me dijo que nunca sabía si la semana que viene tendría fondos para las comidas. Hoy los niños recibieron su plato de legumbres y posho (harina de maíz), y se lo comieron encantados con las manos.



Nadie desperdició nada de la comida que tenían en el plato y sin poder remediarlo pensé en las muchas veces que he ido a la cantina del colegio de mis hijos a comer y he visto que la mitad de los niños tiran casi todo lo que tienen en sus bandejas y sin haberlo tocado siquiera. Aquí he visto que hasta el alumno más pequeño (James, de dos años) se comen todo lo que hay en el plato sin dejar una sola miga.

 
James es uno de los niños huérfanos del pueblo
Cooking pots 
Los cacharros de cocinar completamente limpios al final de la comida

Pesamos y medimos a todos los niños de la escuela mientras estuvimos allí, y tristemente, muchos de ellos están muy por debajo de los percentiles. Espero que con una mejora en el programa de nutrición escolar, que podría incluir leche, proteínas y frutas, además de las legumbres y el arroz, podamos ayudar a que los niños mejoren su salud.

 
Uno de los preciosos niños que tiene una grave desnutrición

Cuando se aproximaba la hora de marcharme, me di cuenta de que en sólo 24 horas los niños de este pueblo (antes sólo una lista de nombres y edades en un excel), se habían cambiado en mi mente para pasar a ser increíbles maravillas.

Ahora que conozco sus caritas y sus historias me pesa el corazón con los retos a los que se tienen que enfrentar cada día. Miré a la pequeña Doris al fondo de la habitación, que camina con tal elegancia y gracia que parece que flota por el suelo.


Miré a Unique, de tres años, que se ha convertido en huérfano de forma trágica este año y que una voz tan suave y dulce que te tienes que acercar para oírlo.


Compartí una sonrisa con Julius, de siete años, del que pienso que es el niño que mejor baila de Uganda y que fue mi sombra durante  todo el día, preguntándose qué otra cosa mágica sacaría de mi bolsa de LWB roja.


Cada niño que he conocido en este pueblo tiene su futuro por delante, pero se enfrentan a retos diarios que mis propios hijos no podrían siquiera comprender. Y a pesar de tener hambre de verdad todo el día, a pesar de ir a un colegio sin libros y sin pupitres, y a pesar de tener que recoger agua y leña cada día durante horas... sus ojos y corazones todavía tienen esperanza.

¿Hasta dónde podrían llegar si tuvieran recursos educativos adecuados a su alcance? ¿Cuánto más podrían lograr si tuvieran el estómago lleno desayunando todas las mañanas? Cuánto deseo saber las respuestas a estas preguntas.


~Amy Eldridge.
Chief Executive Officer

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