11 ago 2017

Viaje a Camboya 2017: el pueblo de Sokhem

El segundo día de nuestro viaje a Camboya lo pasamos en la región fronteriza, y fue realmente emocionante llegar hasta allí. Este es el segundo año seguido que hago un viaje en la época del monzón, y en cuanto dejas la carretera para adentrarte en los pueblos más rurales, el paseo en tuk tuk se convierte en algo más excitante que un parque de atracciones. Cuando inevitablemente tu vehículo se queda completamente atascado en el barro, lo que haces es quitarte los zapatos e hacer andando descalza el resto del camino. Ay el barro, glorioso barro!

Decadas después del brutal genocidio de los Jemeres Rojos, las comunidades rurales de esta zona del oeste de Camboya, siguen enfrentandose a importantes problemas sociales y económicos. La pobreza extrema y el tráfico de personas son, desgraciadamente, comunes en estos pueblos aislados.
Estoy muy contenta de que LWB trabaje ahora con los niños vulnerables de la comunidad de Sokhem. La mayor parte de los niños a los que ayudamos tienen muchos parientes que han cruzado a Tailandia en un intento desesperado de buscar trabajo, dejando a los niños detrás al cuidado de los ancianos que a menudo están también enfermos -o se deja a los niños completamente sólos. De lo que me he dado cuenta al conocer a estos preciosos niños es que una cosa es leer este dato en cualquier sitio, y otra muy distinta el que te llegue un niño pequeño y que con voz muy bajita te diga: "Me siento solo y tengo miedo" o "Solo estoy yo de mi familia."
La triste realidad es que los niños del pueblo de Sokhem están en alto riesgo de explotación. No han podido acceder a la educación debido al coste de las tasas escolares y porque, sencillamente, no es seguro ir andando la larga distancia que hay desde el pueblo hasta el colegio público más cercano (10 km) por la alta prevalencia de traficantes y explotadores en la zona.
También hemos documentado que un impresionante 75% de los niños del pueblo de Sokhem sufren de malnutrición crónica, así que los problemas de salud son comunes. Cuando pongo mi mano en el hombro o espalda de un niño, me entran ganas de gritar y llorar a pesar de sus sonrisas, porque todo lo que noto son piel y huesos.
La primera vez que abrimos la inscripción para nuestra escuela en el pueblo, el director había anotado en los formularios una y otra vez cosas como que el niño o niña en cuestión le había dicho "Mis hermanos y yo no tenemos nada para comer."
Y esto es mucho para asumir ¿no os parece?

Sin embargo, gracias a vuestra ayuda increíble este pueblo tiene renovadas esperanzas para sus niños. LWB abrió su primera escuela Cree En Mí en Camboya y los resultados tan solo seis meses después son espectaculares.
De acuerdo al ministro camboyano de educación, en la provincia donde se ubica este pueblo sólo el 60% de los niños se inscriben en la escuela para hacer primaria, de este porcentaje sólo el 14% de las  chicas termina el instituto. Las cifras de inscripción escolar en Sokhem eran aún más tristes. De los 118 niños que viven en este pueblo solo el 8% estaban inscritos en el colegio público cuando LWB se implicó. El 8%, Desde que hemos abierto la escuela Cree En Mí, más de la mitad de los niños se han inscrito y ahora tenemos a 60 alumnos que van al colegio todos los días.
Pero cuando empezamos a recibir fotos del cole enseguida nos dimos cuenta de que había muchas niñas que rondaban cerca del colegio con bebés y niños muy pequeños en sus caderas. Descubrimos que las niñas a partir de los seis años asumían el papel de las principales cuidadoras de sus hermanos pequeños pues sus padres estaban fuera. Chicas como Finley, abajo, que no solo lleva encima a su hermanito todo el rato sino que además, en las fechas del viaje, estaba escayolada por haber sufrido una caída importante.
Hace varios meses nos dimos cuenta de que para poder hacer un impacto real en todos los niños necesitabamos cubrir sus necesidades de forma única e innovativa. Así es cómo pensamos en construír una "Escuela para Hermanitos" en el pueblo para bebés y niños muy pequeños.
La apertura a finales de este mes de la Escuela para Hermanos de Sokhem ayudará no sólo a que los niños muy pequeños estén en un entorno educativo, también habrá nutrición básica infantil para prevenir la malnutrición crónica que vemos en muchos de los niños mayores. Este centro de cuidados de día permitirá a las niñas más mayores poder ir finalmente al colegio a tiempo completo.

También proporciona unas muy necesarias oportunidades laborales para muchas madres del pueblo, que pueden ser contratadas como cuidadoras del colegio en lugar de tener que viajar a Tailandia todos los días. Tailandia aprobó una nueva ley el pasado junio por la que cualquier trabajador indocumentado que se encuentre en el país se enfrentará a penas de hasta cinco años de cárcel. Con cada trabajo que creamos gracias a nuestras nuevas iniciativas solidarias, estamos ayudando a prevenir que padres e hijos se separen durante años.
Pasamos un día increíbel en el pueblo y tengo que dar las gracias a los maravillosos adolescentes que nos ayudaron a trasladar más de diez sacos de material escolar del tuk tuk hasta la escuela a pesar de que llovía a cántaros.
Una vez que todo estuvo dentro, montamos una mini tienda para que los niños "compraran" algunos artículos divertidos como pelotas, lazos y cochecitos (nota a mí misma: las muñecas se eligen primero sin importar la edad de la niña que está escogiendo, y cualquier cosa que se parezca a un balón de fútbol es lo primero que cogen los chicos)
También pudimos conocer a las dedicadas mujeres del pueblo que trabajan en nuestro programa de almuerzos calientes para los niños. Grité en silencio de alegría cuando vi que algunos de los niños que antes tenían el pelo muy rubio (signo de una grave malnutrición proteínica) empezaban ya a tener pelo negro en las raíces. (Como mujer teñida de rubio que soy, esta era la primera vez que me alegraba tanto ver unas raíces negras en una cabeza rubia!)
Me quedé ahí viendo a los niños comer y comer y comer más, dando gracias a todos los que nos ayudáis a que este programa sea posible.
Ruby, de diez años pero que tiene el tamaño de un niño de cinco, es una de las preciosas niñas que está en el programa de nutrición. Su madre falleció tragicamente a principios de año dejando siete niños pequeños solos. Ruby nos dijo que come todo lo que puede durante el almuerzo caliente porque no sabe cuándo podrá volver a comer.
Espero que cuando leas este blog te des cuenta de que cuando donas a nuestros programas de Camboya, estás ayudando a hacer una diferencia enorme en las vidas de estos niños. Fue increíble ver en persona cómo ha salido todo, cómo toda la comunidad se ha unido.
Mientras nos marchamos sin ganas esa noche, me vino a la cabeza que estos programas que proporcionan un acceso claro a la educación y a una nutrición reforzada, son puntales esenciales para un futuro más exitoso.
Pero lo que pensé de forma mucho más profunda es que el espíritu del optimismo y de la esperanza para ese futuro es aún más crucial para las vidas de estos niños. Tener niños que ahora digan que se sienten más contentos y SEGUROS por tener la escuela dentro del propio pueblo es algo que realmente no se puede describir en papel. Creo que los niños lo resumieron mucho mejor cuando sencillamente me dijeron al despedirse "Nos ENCANTA nuestra nueva escuela".
El lunes me gustaría seguir contandoos mi viaje, cuando fui a dos lugares muy duros: los suburbios y los vertederos, donde volví a conocer a niños increíbles que se merecen mucho vuestra ayuda.

~Amy Eldridge, Chief Executive Officer

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